LA SANTA BIBLIA,
EL ANTIGUO TESTAMENTO
VERSIÓN DE CASIODORO DE
REINA (1569), REVISADA POR CIPRIANO DE VALERA (1602), OTRAS
REVISIONES: 1862, 1909 Y 1960
JONÁS
Capítulo 1
Jonás huye de Jehová
1:1 Vino palabra de Jehová
a Jonás hijo de Amitai, diciendo:
1:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante
de mí.
1:3 Y Jonás se levantó para
huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje,
entró en ella para irse
con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.
1:4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.
1:5 Y los marineros
tuvieron miedo, y cada uno clamaba
a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás
había bajado al interior de
la nave, y se había echado
a dormir.
1:6 Y el patrón de la nave se le acercó
y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá
compasión de nosotros, y no
pereceremos.
1:7 Y dijeron cada uno a su compañero:
Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron
suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.
1:8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué
nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes,
y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?
1:9 Y él les respondió: Soy
hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.
1:10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué
has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él
se lo había declarado.
1:11 Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?
Porque el mar se iba embraveciendo más y más.
1:12 El les respondió: Tomadme
y echadme al mar, y el mar se os
aquietará; porque yo sé que por
mi causa ha venido esta
gran tempestad sobre vosotros.
1:13 Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos.
1:14 Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora,
Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este
hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová,
has hecho como has querido.
1:15 Y tomaron a Jonás, y
lo echaron al mar; y el mar
se aquietó de su furor.
1:16 Y temieron aquellos
hombres a Jehová con gran temor,
y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.
1:17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre
del pez tres días y tres noches.
Capítulo 2
Oración de Jonás
2:1 Entonces oró Jonás a Jehová
su Dios desde el vientre del pez,
2:2 y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
2:3 Me echaste a lo profundo,
en medio de los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
2:4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos;
Mas aún veré tu santo templo.
2:5 Las aguas me rodearon
hasta el alma,
Rodeóme el abismo;
El alga se enredó a mi cabeza.
2:6 Descendí a los
cimientos de los montes;
La tierra echó sus cerrojos sobre
mí para siempre;
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
2:7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu
santo templo.
2:8 Los que siguen vanidades ilusorias,
Su misericordia abandonan.
2:9 Mas yo con voz de alabanza te
ofreceré sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
2:10 Y mandó Jehová
al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Capítulo 3
Nínive se arrepiente
3:1 Vino palabra de Jehová
por segunda vez a Jonás, diciendo:
3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive
ciudad grande en extremo, de tres días de camino.
3:4 Y comenzó Jonás a entrar por
la ciudad, camino de un día,
y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida.
3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.
3:6 Y llegó la noticia
hasta el rey de Nínive, y
se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
3:7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive,
por mandato del rey y de sus grandes,
diciendo: Hombres y animales,
bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna;
no se les dé alimento, ni beban agua;
3:8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino,
de la rapiña que hay en sus manos.
3:9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?
3:10 Y vio Dios lo que hicieron,
que se convirtieron de su
mal camino; y se arrepintió
del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Capítulo 4
El enojo de Jonás
4:1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.
4:2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún
en mi tierra? Por eso me apresuré
a huir a Tarsis; porque sabía yo
que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte,
y de grande misericordia, y
que te arrepientes
del mal.
4:3 Ahora pues, oh Jehová, te
ruego que me quites la vida; porque mejor
me es la muerte que la vida.
4:4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien
en enojarte tanto?
4:5 Y salió Jonás de la
ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada,
y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería
en la ciudad.
4:6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre
Jonás para que hiciese sombra sobre su
cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.
4:7 Pero al venir el alba
del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera,
y se secó.
4:8 Y aconteció que al salir
el sol, preparó Dios un recio
viento solano, y el sol hirió a Jonás en
la cabeza, y se desmayaba,
y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.
4:9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.
4:10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima
de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la
hiciste crecer; que en espacio de una
noche nació, y en espacio de otra
noche pereció.
4:11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive,
aquella gran ciudad donde
hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda,
y muchos animales?